«Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón, jamás soñó que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un patito feo» (Hanz Christian Andersen, “El patito feo” 1843)
…Pero no hay cisne alguno que antes de serlo no pareciera un pato feo.
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