“Si no encuentro mi media naranja ¿Será porque soy pera?”
Para acompañar la segunda parte “La Playa” de la trilogía “Celebrando San Valentín una historia de amor” he preparado Peras en Jarabe de Vino Tinto y Jamaica con Natilla de Vainilla y Salsa de Chocolate.
Una receta para celebrar a “tu perita en dulce”
En esta segunda parte “La Playa” se describe lo que sucedió durante los días que siguieron a aquel encuentro entre Olga y Wayne.
… Próximos a llegar a su destino, mi papá le expresó que quería verla de nuevo y quería saber donde podría encontrarla. ”En la playa” -murmuró ella. Y ahí se despidieron.
No pasó mucho tiempo antes de que Wayne se enterara que “La Playa” no era el nombre de un hotel, ni tampoco se trataba de algún lugar con dirección específica. Simplemente “la playa” era toda aquella extensión de arena que formaba parte de la hermosa bahía de Acapulco.
Quizá cualquier otra persona habría entendido que aquella chica no tenía ningún interés en propiciar un segundo encuentro, ¡pero él no! y sin pensarlo dos veces, decidió buscarla. A la mañana siguiente, por sugerencia de sus amigos, partió rumbo a “Caleta” que en aquellos días era la playa de moda. Recorrió aquel lugar de cabo a rabo, buscando en cada rincón y debajo de cada piedra, pero no la encontró. Pasó por “Caletilla” playa vecina pero también fue en vano. A pesar de su cansancio no se dió por vencido y siguió caminando por largas horas sin perder las esperanzas de encontrarla.
Mapa de la bahía de Acapulco. Recorrido de Caleta a Papagayo
Mientras tanto, en el otro extremo de la bahía, en lo que se conocía como la playa del hotel “Papagayo” y que hoy en día es playa “Hornitos” Olguita se encontraba disfrutando del momento en la grata compañía de su hermana Yolanda y el séquito de las matriarcas de la familia quienes ya se habían enterado de los acontecimientos ocurridos el día anterior.
Era avanzada la tarde cuando a lo lejos Olga distinguió a aquel muchacho que caminaba junto a las olas. ”¡Me quiero morir, ahí viene el gringo!” – le dijo a las presentes. “¿Y ahora qué hago?”. El grupo de mujeres, guiadas tanto por la curiosidad como por el hecho inevitable de la presencia de aquel muchacho, sugirieron a mi mamá que fuera a saludarlo.
Sentados en la arena, bajo la supervisión de aquel ejército femenino, volvieron a intercambiar señas y algunas palabras cortadas. Olga tenía algunas bases de inglés aprendidas en la escuela, sin embargo, Wayne no sabía más que decir: “si” “no” y “gracias” y es así como se pasó la tarde.
Al día siguiente, con la aprobación del clan familiar, volvieron a encontrarse en aquel mismo lugar. Olguita llevaba una lista mental de todo aquello que “debía” preguntar mientras que Wayne se presentó con dos diccionarios uno inglés-español y otro español-inglés bajo el brazo. Pasaron gran parte del día bajo el rayo del sol haciendo uso de sus diccionarios, y tratando de conocerse muy poco a poco. Esa misma noche Olga ardía en fiebre debido a una tremenda insolación. Todos los remedios y pócimas sugeridos por las mujeres de la familia fueron en vano, así que al día siguiente, su último día en Acapulco, se presentó a la cita sólo para despedirse.
Wayne le dijo que quería casarse con ella a lo cual ella contesto con un franco “no gracias”. “¿Don’t you want to marry me?”- le preguntó, y ella decía: “No, just friends.” Con trabajos y le dió su dirección y sólo porque Yolanda le hizo ver que el dársela no la comprometía a nada, y en el caso de que le escribiera, podría resultarle útil para practicar su inglés.
Bella Olguita. “Toda una perita en dulce”
Al contestar el teléfono un par de días después de haber regresado de Acapulco, reconoció aquella voz. “¿Olga?” a lo que ella contestó “¿Back home?.” ”No” – dijo él, decidí acortar mi semana de vacaciones en Acapulco para venir a verte antes de regresar a casa. Ella enmudeció y entró en pánico. ¿Cómo explicarle a su padre la historia de días pasados y la semejante locura que se avecinaba? Llamó a su hermana para pedirle ayuda. “¿Un gringo en esta casa? ¿que acaso enloqueciste? ¡Tú que sabes si no se trata de un tratante de blancas! además; ¡el único hombre que ha entrado por la puerta de esta casa es el marido de tu hermana y esperaba que pasara lo mismo contigo! ¡Pero que disgusto tan grande me están dando!” no paraba de decir mi abuelo. El disgusto no solo se debía a la locura de recibir a un perfecto extraño en la intimidad de su casa, sino además, al hecho de que su hija estaba rompiendo con todas las tradiciones que formaban parte de sus vidas. Y fue entonces quizá por la forma inusual en que mi papá había conocido a su hija, sola y entre mujeres y por lo que atinadamente le habrá dicho su hija Yolanda para convencerlo, que mi abuelo aceptó recibirlo esa noche como el patriarca de la familia.
Foto de mi mama con mi abuelo Ignacio
Wayne llegó puntual y vestido muy elegante de traje y corbata. Traía una caja de chocolates para mi abuela y unas flores para mi mamá. Se presentó con mi abuelo quien correspondió el saludo de manera cordial y en ese momento volteando a ver a su hija comentó frente a todos y en voz alta “Este gringo tiene buena facha”.
La visita con mis abuelos fue breve, de grandes silencios y traducciones atropelladas. Estaban juntos y a la vez tan distantes, pero no fueron necesarias las palabras para que aquel “gringo de buena facha” causara una grata impresión ante los ojos de mi abuelo y en todos los que lo conocieron en tan breve tiempo.
Y fué aquella última noche en el mes de enero que Olga y Wayne se despidieron de mano y mirándose a los ojos. El decidido a casarse con ella, y ella segura de que nunca lo volvería a ver.
Wayne tomó su avión de regreso a casa pero no sin antes dejar en el buzón del aeropuerto una carta para ella.
Próximo viernes final: “Las Cartas”
PERAS EN JARABE DE VINO TINTO Y JAMAICA CON NATILLA DE VAINILLA Y SALSA DE CHOCOLATE
Ingredientes:
- 6 peras Bartlett o D’Angou firmes al tacto
- 2 tazas de vino cabernet sauvignon
- 1/2 taza de agua
- 1 1/2 tazas de azúcar granulada
- 1 rajita de canela
- 1 pizca de clavo en polvo o 2 clavos enteros
- 1/4 taza de flor de jamaica enjuagada
- Raspadura de 1 naranja chica
Procedimiento:
Las peras se pelan muy bien dejándoles el rabo.
Con una cuchara para cortar bolitas de fruta, se hace un corte en la base de la pera. Esto ayudará a que las peras mantengan una posición vertical durante su cocimiento y en su presentación en el plato.
En una olla se ponen a calentar a fuego alto todos los ingredientes junto con las peras. Cuando suelta el hervor se baja la lumbre y las peras se dejan cocinar por unos 45 minutos girándolas de vez en cuando para que absorban el vino parejo. El vino debe espesar a que tome una consistencia de jarabe. Se introduce un palillo a una pera para confirmar que estén bien suavecitas en su interior. Se retiran las peras del jarabe y se dejan enfriar a temperatura ambiente.
NATILLAS DE VAINILLA
Ingredientes:
- 2 tazas de leche
- 4 yemas
- 1/4 taza de azúcar
- raspadura de 1/2 vaina de vainilla (la vaina de vainilla se puede substituir por 1/2 cucharita de vainilla o un chorrito de brandy)
Procedimiento:
En un tazón de metal limpio se combinan las yemas de huevo con el azúcar y se baten a mano con un batidor de globo a que tome un color amarillo claro. Se agrega la leche poco a poco sin dejar de batir y al final los granitos de vainilla que se rasparon de la mitad de la vaina.
Se pone el tazón sobre una olla que tenga agua hirviendo a fuego muy bajo y se mueve constantemente con una cuchara de madera hasta que las natillas hayan espesado y tengan una consistencia de crema.
SALSA DE CHOCOLATE
Ingredientes:
2 oz de chocolate semiamargo
2 cucharadas de agua
2 cucharadas de cognac o brandy (opcional)
Prodedimiento:
El chocolate se rompe con las manos en pedazos y se coloca junto con el agua y el licor en un traste que pueda introducirse al microondas. Se calienta en fuerte por unos 25 segundos. Se saca y se mueve con una cuchara. Volver a repetir la operación por 10 segundos más hasta que el chocolate esté derretido y se haya incorporado una salsa.
Montaje:
En un plato se coloca un poco de la natilla de vainilla. Las peras se sumergen en el jarabe de vino, se escurren un poco y se colocan encima de la natilla, la pera se rocía con la salsa de chocolate.
- Para las Peras
- 6 peras Bartlett o D’Angou firmes al tacto
- 2 tazas de vino cabernet sauvignon
- ½ taza de agua
- 1½ tazas de azúcar granulada
- 1 rajita de canela
- 1 pizca de clavo en polvo o 2 clavos enteros
- ¼ taza de flor de jamaica enjuagada
- Raspadura de 1 naranja chica
- Para la Natilla de Vainilla
- 2 tazas de leche
- 4 yemas
- ¼ taza de azúcar
- raspadura de ½ vaina de vainilla (la vaina de vainilla se puede substituir por ½ cucharita de vainilla o un chorrito de brandy)
- Para la Salsa de Chocolate
- 2 oz de chocolate semiamargo
- 2 cucharadas de agua
- 2 cucharadas de cognac o brandy (opcional)
- Las peras se pelan muy bien dejándoles el rabo.
- Con una cuchara para cortar bolitas de fruta, se hace un corte en la base de la pera. Esto ayudará a que las peras mantengan una posición vertical durante su cocimiento y en su presentación en el plato.
- En una olla se ponen a calentar a fuego alto todos los ingredientes junto con las peras. Cuando suelta el hervor se baja la lumbre y las peras se dejan cocinar por unos 45 minutos girándolas de vez en cuando para que absorban el vino parejo. El vino debe espesar a que tome una consistencia de jarabe. Se introduce un palillo a una pera para confirmar que estén bien suavecitas en su interior. Se retiran las peras del jarabe y se dejan enfriar a temperatura ambiente.
- En un tazón de metal limpio se combinan las yemas de huevo con el azúcar y se baten a mano con un batidor de globo a que tome un color amarillo claro. Se agrega la leche poco a poco sin dejar de batir y al final los granitos de vainilla que se rasparon de la mitad de la vaina.
- Se pone el tazón sobre una olla que tenga agua hirviendo a fuego muy bajo y se mueve constantemente con una cuchara de madera hasta que las natillas hayan espesado y tengan una consistencia de crema.
- El chocolate se rompe con las manos en pedazos y se coloca junto con el agua y el licor en un traste que pueda introducirse al microondas. Se calienta en fuerte por unos 25 segundos. Se saca y se mueve con una cuchara. Volver a repetir la operación por 10 segundos más hasta que el chocolate esté derretido y se haya incorporado una salsa.
- En un plato se coloca un poco de la natilla de vainilla. Las peras se sumergen en el jarabe de vino, se escurren un poco y se colocan encima de la natilla, la pera se rocía con la salsa de chocolate.
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