El procesador de alimentos es uno de esos aparatos de cocina que llegó a mi vida muchos años después de haber salido al mercado. No me hacía falta, pues había aprendido las bases de cocina y repostería de manera tradicional. Además, junto con la licuadora y batidora, quien hasta el día de hoy han sido compañeras inseparables en mi cocina, preparaba toda clase de recetas con buenos resultados. Así que decidí que el procesador de alimentos era un invento que no necesitaba.
Pasaron varios años y un buen día, mientras paseaba por los pasillos de una tienda de artículos domésticos, me encontré de frente con un procesador de alimentos que estaba de super oferta y que con el cupón de descuento que traía en la mano, el precio final resultaba muy atractivo. Junto a él se encontraba un libro llamado “Cocinando con un procesador de alimentos”. Le eché un vistazo y me pregunté si era algo a lo que le sacaría buen uso. En ese momento no supe la respuesta, pero desde un acto impulsivo, decidí llevarlo conmigo.
En el camino me cuestionaba el haberlo comprado cuando en realidad sabía que no me hacía falta y en su lugar, podía haber aprovechado mi cupón en unas toallas que si necesitaba. Sin embargo, yo misma me contestaba: “Pues si no me gusta, lo regreso y me llevo las toallas”.
Mi segunda duda surgió cuando al desempacarlo realicé el tamaño del bulto acompañado de todos sus aditamentos. “Tanta cosa para que luego no lo use” “¡Cómo no me traje las toallas!” -pensaba.
Días después decidí estrenar mi nuevo procesador preparando diferentes masas para hacer galletas. En aquel tiempo, durante el mes de diciembre acostumbraba dar de regalo cajitas con galletas surtidas, así que resolví hacer pruebas de varias masas para comprobar si realmente el uso del procesador me haría la vida más fácil y justificaba el haberlo comprado.
Sólo me tomó esa tarde para decidir que.. ¡sí!, no sólo me había ahorrado la mitad del tiempo, sino que también el procedimiento había sido mucho más práctico, eficiente y limpio. Seguí experimentando con diferentes masas de galletas, de tartas y pays siempre con excelentes resultados. Mi congelador se empezó a llenar con paquetitos de masas preparadas que resolvían el antojo de poder hornear unas galletas o preparar un pay en cualquier momento sin necesidad de empezar de cero y pasarme largo rato en la cocina.
No solo destiné su uso a la repostería sino que también empecé a probarlo para hacer mayonesas y salsas, rallar grandes cantidades de verduras (como la cebolla cuando hago las empanadas argentinas) y otros menesteres.
Hoy en día el procesador de alimentos ocupa un lugar primordial en mi cocina. No tanto como la licuadora o batidora, que siguen siendo mis compañeras inseparables, pero sí de suficiente para otorgarle un lugar especial en la alacena y saber que es uno de esos aparatos bultosos que estarán siempre conmigo.
Y es por eso que hoy digo: “Honor a quien honor merece”, pues reconozco que a pesar de estar convencida de que el procesador de alimentos era algo que no necesitaba, terminó siendo una de las mejores adquisiciones que he hecho en mi vida, pues mi tiempo en la cocina se volvió mas amable y eficaz en su compañía. ¿Y de las toallas?… ya ni me acuerdo.
Aprovechando la temporada de ciruelas, hoy les comparto la receta de una tarta deliciosa que preparé con la ayuda de mi procesador de alimentos.
No recuerdo en el pasado haber visto ciruelas del tamaño de naranjas, pero para mi sorpresa, eso es lo que me encontré el otro día en el mercado. Resultaron ser tan grandes que sólo fueron necesarias dos para cubrir mi tarta. Sin embargo, lo común es que sean más pequeñas por lo que calculo que esta tarta se llevará lo equivalente a 500 gr. de fruta.
Las masas fueron preparadas con la ayuda de mi procesador de alimentos. En caso de no tener uno, el resultado de integrar la mantequilla con los ingredientes secos se logra utilizando dos cuchillos o un cortador de repostería en donde manualmente se van haciendo cortes hasta lograr una consistencia arenosa del harina. Para esta receta sólo se utiliza la mitad de masa, pero te recomiendo la hagas toda y congeles la mitad. Así tendrás masa lista para otra ocasión y te habrás ahorrado la mitad del trabajo.
Si no tienes tiempo o ganas de preparar la base de la tarta, siempre puedes usar una de las que venden listas y congeladas solo para rellenar.
¡Todo se vale!
TARTA DE CIRUELA Y ALMENDRA
Ingredientes
100 gr. de mantequilla sin sal (1 barra) cortada en cubitos
1/2 taza de azúcar
2 huevos grandes
1/4 cucharadita de sal
1 taza de harina de almendra (almendra molida)
1/2 taza de harina de trigo
1/2 cucharadita de extracto de almendra
1/2 receta de masa para tarta
6 cucharadas de mermelada de ciruela
2 ciruelas grandes o (550 gr.) Cortadas a la mitad y luego en rebanadas delgadas
1 cucharada de azúcar
Ingredientes para la masa de tarta
2 1/2 tazas de harina de trigo
3 cucharadas de azúcar
200 gr. (2 barritas) de mantequilla sin sal fría y cortada en cubitos
2 yemas de huevo
1/4 taza de agua fría
Procedimiento
Prepara la masa de tarta:
En el tazón de un procesador de alimentos coloca el harina, azúcar y mantequilla. Pulsa hasta lograr una consistencia arenosa.
Agrega las yemas de huevo revueltas con el agua fría. Procesa hasta lograr una masa compacta.
Junta la masa y divídela en dos partes iguales. Envuelve los discos de masa en papel encerado y luego con plástico. Refrigera una por media hora y congela la otra para una ocasión posterior.
Mientras se enfría la masa, prepara el relleno de almendra.
De nuevo en el procesador de alimentos vacía el harina de almendra, harina de trigo, azúcar, sal y mantequilla en cubitos. Pulsa a integrar bien todos los ingredientes y a obtener una consistencia arenosa.
Agrega los dos huevos junto con el extracto de almendra
Deja integrar muy bien todos los ingredientes a formar una masa suave.
Vacía la masa en una manga de plástico (ver “Cómo rellenar una manga”) Si no tienes una manga, puedes usar una bolsa zip lock
Estira el disco de masa refrigerada y cubre un molde para tarta de 10″ de diámetro. (ver procedimiento en “Cómo forrar un molde de tarta”) Coloca el molde sobre una charola para hornear.
Unta el fondo de la tarta cruda con tres cucharadas de mermelada de ciruela.
Haciendo uso de la manga con la crema de almendra, cubre la base de la tarta hasta acabarte toda la crema. Utilizo una manga porque este relleno es pegajoso y cuesta trabajo extenderlo con una espátula.
Coloca las rebanadas de ciruela encimadas una con otra a formar un abanico y cubriendo toda la crema de almendra.
Espolvorea la ciruela con la cucharada de azúcar.
Mete al horno por 1 hr. 15 min. o hasta que la orilla de la tarta se vea doradita y el centro esté cocido.
En una ollita calienta el resto de la mermelada de ciruela con un chorrito de agua a que suelte el hervor. Con una brochita barniza la fruta para que quede brillosa.
Antes de servir, espolvorea la tarta con un poco de azúcar glass. ¡Disfruta!
- 100 gr. de mantequilla sin sal (1 barra) cortada en cubitos
- ½ taza de azúcar
- 2 huevos grandes
- ¼ cucharadita de sal
- 1 taza de harina de almendra (almendra molida)
- ½ taza de harina de trigo
- ½ cucharadita de extracto de almendra
- ½ receta de masa para tarta
- 6 cucharadas de mermelada de ciruela
- 2 ciruelas grandes (550 gr.) Cortadas a la mitad y luego en rebanadas delgadas
- 2 cucharada de azúcar
- Ingredientes para la masa de tarta
- 2½ tazas de harina de trigo
- 3 cucharadas de azúcar
- 200 gr. (2 barritas) de mantequilla sin sal fría y cortada en cubitos
- 2 yemas de huevo
- ¼ taza de agua fría
- Prepara la masa de tarta:
- En el tazón de un procesador de alimentos coloca el harina, azúcar y mantequilla. Pulsa hasta lograr una consistencia arenosa.
- Agrega las yemas de huevo revueltas con el agua fría. Procesa hasta lograr una masa compacta.
- Junta la masa y divídela en dos partes iguales. Envuelve las masas en papel encerado y luego con plástico. Regrigera una y congela otra para una ocasión posterior.
- Calienta el horno a 375 ˚F (190 ˚C)
- De nuevo en el procesador de alimentos vacía el harina de almendra, harina de trigo, azúcar, sal y mantequilla en cubitos. Pulsa a integrar bien todos los ingredientes y a obtener una consistencia arenosa.
- Agrega los dos huevos junto con el extracto de almendra
- Prende el procesador a integrar bien todos los ingredientes y formar una masa suave.
- Vacía la masa en una manga de plástico. Si no tienes manga, puedes usar una bolsa zip-lock
- Estira la masa de tarta y cubre un molde para tarta de 10″ de diámetro. (ver procedimiento en “bases de cocina”) Coloca el molde sobre una charola para hornear.
- Unta el fondo de la tarta con tres cucharadas de mermelada de ciruela.
- Haciendo uso de la manga con la crema de almendra, cubre la base de la tarta hasta acabarte toda la crema.
- Coloca las rebanadas de ciruela encimadas una con otra a formar un abanico y cubriendo toda la crema de almendra.
- Espolvorea la ciruela con la cucharada de azúcar.
- Mete al horno por 1 hr. 15 min. o hasta que la orilla de la tarta se vea doradita y el centro se haya cocido.
- En una ollita calienta el resto de la mermelada de ciruela con un chorrito de agua a que suelte el hervor. Con una brochita barniza la fruta para que quede brillosa.
- Deja enfriar y sirve a temperatura ambiente.
Ana Paula says
Yum. Se ve deliciosa!
Chef Maca says
Pruébala Ana Pau, les va a encantar.