Hoy se celebra un nuevo cumpleaños de Doña Olguita, y en el amanecer de este día doy Gracias por la Bendición y fortuna de tenerte en mi vida. Que pases tu día muy felíz y con todo mi cariño te dedico este “cuento”.
“UNA NOCHE ENTRE SOMBREROS Y TOCADOS”
Se apagó la última luz de la casa dejando atrás la algarabía de un día especial
y de todas las habitaciones, había una que ya no sería igual.
La niña se había ido para ya no volver,
y atrás se habían quedado sus sombreros sin saber que hacer.
Pamela de la Flor quien era la más presumidilla invitó a todos a una reunión
y de diferentes cajas del closet se empezaron a asomar
los sombreros y tocados que en su momento supieron adornar
a una bella muchacha que siempre llamó la atención.
De uno en uno fueron llegando
y alrededor de su cama se fueron acomodando
Corazón, la mayor, empezó a platicar:
“Yo fui su primer sombrero y por ello me deben admirar
su compañero de primeros paseos y de niña a jovencita la vi madurar.
Conocí sus primeros secretos y presentación en sociedad
Es por ello que soy el más importante de todos
Pues es a mí a quien siempre irá a recordar”.
Las primas Diademas de la Redecilla no pudieron dejar de comentar:
“Ligeras y bonitas nos combinó con un sinfín de preciosos vestidos
y con ella a las mejores fiestas asistimos.
Le ayudamos a lucir como una delicada joya en sus eventos favoritos
y es por eso que en las más escogidas e importantes nos convertimos”.
Las interrumpió Don Turbante:
“Pues sin duda, soy el más afortunado,
conocí el mar y bellos atardeceres, divertidos paseos y paisajes sin igual.
Le ayudé a lucir muy bella y de manera natural
Y como el más importante seré galardonado”
“No vayas tan de prisa” – contestó Pamela de la Flor:
“Con semejante flor que me adorna no hay sombrero más hermoso o flamante que yo.
Tan importante soy que tengo mi propia caja
y en cada evento de día la hice ver como una alhaja
No faltó acontecimiento de pipa y guante en donde una que otra mirada en mi no se fijó”.
“Mira que eres presumida” – dijo Pamela Blanca:
“No tendré una flor, pero mi ala es grandiosa
y en compañía de un majestuoso vestido en la boda de su hermano se vió espectacular.
Blanca y de ala ancha me veo suntuosa,
que hasta la Katharine Hepburn me quisiera estrenar”.
“Pero que dicen chicos, si conmigo siempre partió plaza a donde fué” – contestó Doña Peineta
“Coronando su cabeza, Mantilla y yo la acompañamos a los eventos de la colonia española,
y en mi compañía su figura se estilizaba y en toda una maja se transformaba.
Llevarme a fiestas y corridas de toros siempre estuvo de moda
Y de seguro que soy su consentida, pues soy toda una chulada”.
“De todos ustedes soy el más fino” -asintió Raso de Seda
“Con gusto exquisito y tela elegante fui creado
y mi estilo se hizo famoso en todo el mundo.
Por ser tan favorecedor, de todos fuí el más paseado
y ella siempre me tuvo un cariño profundo”.
“Pues dirán lo que quieran, pero fue conmigo con quien se vio más coqueta” -calló a todos la boina.
Con gran gusto y originalidad me supo en su cabeza de varias formas acomodar
y miradas de admiradores y alguna que otra envidiosa vi en ella constantemente posar
A mi lado mucho se divirtió
y una luz en sus ojos siempre brilló.
Y fue bien entrada la noche que en medio de su reunión los sombreros se percataron de una presencia desconocida. Al fondo de la habitación colgado del tocador descansaba un discreto tocado de azahares de donde caía un delicado velo. Nunca antes lo habían visto y morían de curiosidad. ¿Quién eres? le preguntó Pamela de la Flor:
“Soy el tocado y velo de la novia” respondió
“Hoy adorné por única vez la cabeza de la mujer más felíz del mundo
y mi velo enmarcó su rostro radiante.
Fui testigo de una historia de amor profundo
y del inmenso amor con el que la miraba su amante.
Estuve a su lado en uno de los días más felices de su vida
En donde jamás se había sentido más amada ni más querida
y al pasar de los años recordará en cada fotografía
los momentos felices y un pequeño tocado que la acompañó ese día”.
Quedaron todos callados, pues ya no hubo nada que decir.
Sabían quien era el favorito en el corazón de la niña que acababa de partir
Pero cada uno de ellos se sentía querido y especial
por aquella chica, hoy mujer quien supo portarlos de forma excepcional.
Durante estos días que he estado pensando en sombreros me encontré esta receta de galletas. Al verlas me imaginé a Pamelita de la Flor con unas coquetas espirales. Les comparto esta receta de galletas adaptada de El libro de oro de las Galletas.
PAMELAS DE FRAMBUESA
Ingredientes
2 tazas de harina de trigo
1 pizca de sal (lo que se tome con tres dedos)
1/2 taza de harina de almendras (almendras molidas sin cáscara)
1/2 taza de azúcar granulada
1/3 taza (90 gr.) de mantequilla fría cortada en cubos
1 huevo grande ligeramente batido con 2 cucharadas de agua fría
1/2 taza de mermelada de frambuesa
Azúcar gruesa para decorar
Procedimiento
1. En un procesador de alimentos combina el harina, sal, azúcar y mantequilla. Pulsa hasta obtener una consistencia arenosa.
2. Agrega la mezcla de huevo con agua y procesa hasta obtener una masa firme.
3. Con las manos une la masa a formar un disco.
4. Sobre una hoja de papel encerado espolvoreada con un poco de harina, extiende la masa con un rodillo a formar un rectángulo de aproximados 25 x 35 cm (10 x 14 in)
5. Con la ayuda de una espátula extiende en la superficie la mermelada de frambuesa
6. Enrolla la masa empezando desde el lado largo a formar un cilindro con la ayuda del papel. presionando ligeramente con las manos para que quede tenso y bien formado.
7. Revuelca el rollo en un poco de azúcar gruesa (opcional)
8. Precalienta el horno a 180 ˚C (350 ˚F)
9. Corta el rollo en rebanadas de aprox. 1 cm. de espesor y colócalas en una charola forrada con papel de hornear (parchment paper)
10. Hornea por 18 minutos aproximadamente o hasta que sus orillas se doren ligeramente. Deja enfriar.
- 2 tazas de harina de trigo
- 1 pizca de sal (lo que se tome con tres dedos)
- ½ taza de harina de almendras (almendras molidas sin cáscara)
- ½ taza de azúcar granulada
- ⅓ taza (90 gr.) de mantequilla fría cortada en cubos
- 1 huevo grande ligeramente batido con 2 cucharadas de agua fría
- ½ taza de mermelada de frambuesa
- En un procesador de alimentos combina el harina, sal, azúcar y mantequilla. Pulsa hasta obtener una consistencia arenosa.
- Agrega la mezcla de huevo con agua y procesa hasta obtener una masa firme.
- Con las manos une la masa a formar un disco.
- Sobre una hoja de papel encerado espolvoreada con un poco de harina, extiende la masa con un rodillo a formar un rectángulo de aproximados 25 x 35 cm (10 x 14 in)
- Con la ayuda de una espátula extiende en la superficie la mermelada de frambuesa
- Enrolla la masa empezando desde el lado largo a formar un cilindro con la ayuda del papel. presionando ligeramente con las manos para que quede tenso y bien formado.
- Revuelca el rollo en un poco de azúcar gruesa (opcional)
- Envuelve el rollo con plástico y refrigera por 30 minutos mínimo (o mete al congelador por unos 15 min) a que esté firme.
- Precalienta el horno a 180 ˚C (350 ˚F)
- Corta el rollo en rebanadas de aprox. 1 cm. de espesor y colócalas en una charola forrada con papel de hornear (parchment paper)
- Hornea por 18 minutos aproximadamente o hasta que sus orillas se doren ligeramente. Deja enfriar.
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