Enrique mi marido sueña, come y respira coches los cuales han sido una de sus grandes pasiones en la vida. Los “clásicos” son su debilidad sin importar si brillan o se caen de oxidados. Es a través de él que he aprendido a apreciar la línea de un coche “sin poste”, a reconocer uno que otro por su emblema o el significado de lo que es una llanta “cara blanca”. Sin embargo, en lo que aún no he podido sucumbir es en llamar “clásico” a algún espécimen “carcachero” con cara de vejestorio.
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