..se lo lleva la corriente”.
Una anécdota familiar que comparto con una receta muy rápida de preparar y rica de camarones.
Mi hermana Mary Anne en la playa
Se dice que “todos” los padres vivimos la angustiosa experiencia de perder de vista por un momento o por un buen rato a alguno de nuestros hijos cuando son pequeños. La verdad, nunca sabré si se trata de “todos” los padres, pero sí conozco a varios y entre ellos me cuento yo y también mi querida madre Olguita quien vivió tremenda experiencia un día de vacaciones de familia en Acapulco.
Era con gran ilusión que esperábamos cada año, desde muy niñas, que llegara el mes de diciembre para partir de viaje a Acapulco a pasar unos días inolvidables en casa de mis tíos Carlos y Yolanda en compañía de nuestros queridísimos primos con los que hacíamos tremenda chorcha. De mis siete primos, era con los tres menores que coincidíamos en edad, y con los que jugábamos todo el día.
Uno de los paseos “obligados” en familia era ir a pasar el día a Pichilingue. En esos días, esta pequeña playa era prácticamente virgen y su agua, además de cristalina, era como un espejo. Pequeñas olas apenas y reventaban a la orilla de la arena, y por esta razón, éste era el lugar ideal para que los “grandes” practicaran su habilidad en el esquí, mientras los pequeños teníamos un espacio recogido y seguro para nadar. Para llegar a esta pequeña playa, se rentaba una lancha en Puerto Marquez y el trayecto se hacía en escasos 15 minutos, si no es que en menos.
Esa mañana, como muchas otras veces, se reunió toda la bola chamacos que irían al paseo dirigidos por mis tíos y mi mamá. Mi papá estaba en la Cd. de México y nos alcanzaría días después. Hubo necesidad de llevar más de un coche para dar cabida a tanto hijo más los amigos invitados.
Al llegar a Puerto Marquez, nos bajamos de los coches y caminamos todos “en bola” rumbo a la playa. Desde lo lejos ya se oían los gritos de los lancheros del lugar: “Jefe, por acá los llevo en mi lancha” ” Por acá jefe” “se la rento barato jefe” – gritaban todos a la vez buscando ganarse la oportunidad de llevarnos a Pichilingue. Todos pegaditos seguíamos al de enfrente y de prisa y al aventón nos subimos repartidos en las dos lanchas escogidas.
Llegamos a la playa y todos a lo suyo. El tío con los primos “grandes” se quedaron en las lanchas para empezar a esquiar, los chicos botamos nuestras chanclas y toallas y salimos corriendo al agua mientras que las mamás juntaban lo de todos y acomodaban sus sillas en la arena.
Olguita y Yolanda tenían la costumbre de andar contando las cabezas de los seis chiquitos que andábamos siempre juntos. Y fue en una de esas que Olguita empezo a contar. uno…dos…tres…cuatro…cinco? Otra vez: uno…dos…tres…cuatro…cinco? Sintió un vacío terrible en el estómago y contó de nuevo.. Faltaba una cabeza! Muy nerviosa empezó a distinguir desde lejos las facciones de cada uno y se dió cuenta que la que faltaba era mi hermana Mary Anne. Ella me dice que en ese momento lo único que se le venía a la cabeza era el peor pensamiento. Yolanda, sacando fuerzas de donde pudo y tratando de tranquilizarla le decía que seguramente estaría en alguna de las lanchas, mientras empezaba a hacer señales de auxilio a los que andaban en ellas. En las lanchas no estaba y empezamos todos a hacer memoria… “venía sentada junto a mí en el coche” – dijo alguien ¿Con quién venía en la lancha? nadie se acordaba… De volada se fué una lancha rumbo a la playa de Puerto Marquez. La tensión era enorme y Olguita en la angustia más grande de su vida, se agarraba de un hilo de esperanza. Un rato después, lo que se sintió toda una eternidad, vimos la lancha de lejos que se acercaba y en ella venía Mary Anne quien la habían cargado en hombros para que mi mamá alcanzara a verla y le regresara la vida al cuerpo. Y así fue.
Sucedió que Mary Anne caminaba siguiendo a “la bola” rumbo a las lanchas pero se nos “durmió” como el camarón. Perdió a “la bola” y cambió de dirección. Al darse cuenta de que nos subíamos a las lanchas trató de alcanzarnos pero no lo logró. A pesar de su corta edad, no entró en pánico y obedientemente siguió la instrucción que tiempo atrás nos habían dado nuestros papás; “Si te pierdes, no te muevas y quédate donde estás así será más fácil encontrarte” Como se iba acercando la lancha a la playa la vieron de lejos paradita en la arena donde reventaban las olas, tapándose el sol con sus manitas, viendo hacia lejos y esperando a que regresáramos por ella.
Tres de los seis chiquitos: Mary Anne, Yo y Maritere mi prima.
CAMARONES HORNEADOS AL MOJO DE AJO Y PEREJIL CON CHILE
Esta es una receta muy fácil y rápida de preparar. Los camarones se hornean con su cáscara para mantener su carne más jugosa y al igual que las alitas de pollo, estos camarones se disfrutan comiéndose con la mano al lado de un buen montón de servilletas de papel y en compañía de familia y amigos de confianza.
Para esta receta utilicé camarones U/15. Los camarones se clasifican por número en relación a la cantidad de piezas que pesan una libra (453 gramos). Así pues, en este caso, nuestra receta nos rendirá entre unos 12 y 15 camarones.
La sal con chile chipotle que utilicé la encuentro aquí en Los Angeles en La Tiendita Mexicana de mis amigos Ramiro y Jaime, que por cierto se puede comprar por internet, pero también he probado esta receta con otros chiles preparados como Tajín y chile piquín y quedan muy buenos. Ahora bien, si no te gusta el chile, puedes sustituirlo por pimentón o paprika en polvo.
Ingredientes:
- 1 lb (medio kilo) de camarón U/15 crudo y con cáscara
- 1/3 taza de perejil fresco picado
- 4 dientes grandes de ajo exprimidos
- 1/2 cucharita de sal
- 1/4 taza de aceite de oliva extra virgen
- El jugo de 1/2 limón
- Sal con chile Chipotle* o chile en polvo de tu gusto
Procedimiento:
Lava bien los camarones y sécalos con una toalla de papel.
Retira con la mano las patas del camarón y con un cuchillo pequeño de buen filo haz un corte a lo largo de cada camarón sin atravesar la cáscara.
En un tazón combina el perejil picado, ajos exprimidos, sal y aceite de oliva. Mezcla bien a incorporar todos los ingredientes.
Acomoda los camarones en una charola de horno forrada con papel aluminio.
Abre un poco los camarones con la mano y unta cada uno con la mezcla de perejil y ajo.
Mete los camarones al horno muy caliente bajo el “broiler” y deja cocinar por 12 a 15 minutos o hasta que la carne este blanca y la cáscara de color naranja.
Acomoda los camarones en un platón. Rocía con el jugo de limón y espolvoréalos con el chile en polvo de tu gusto.
- 1 lb (medio kilo) de camarón U/15 crudo y con cáscara
- ⅓ taza de perejil fresco picado
- 4 dientes grandes de ajo exprimidos
- ½ cucharita de sal
- ¼ taza de aceite de oliva extra virgen
- El jugo de ½ limón
- Sal con chile Chipotle* o chile en polvo de tu gusto
- Lava bien los camarones y sécalos con una toalla de papel.
- Retira con la mano las patas del camarón y con un cuchillo pequeño de buen filo haz un corte a lo largo de cada camarón sin atravesar la cáscara.
- En un tazón combina el perejil picado, ajos exprimidos, sal y aceite de oliva. Mezcla bien a incorporar todos los ingredientes.
- Acomoda los camarones en una charola de horno forrada con papel aluminio.
- Abre un poco los camarones con la mano y unta cada uno con la mezcla de perejil y ajo.
- Mete los camarones al horno muy caliente bajo el “broiler” y deja cocinar por 12 a 15 minutos o hasta que la carne este blanca y la cáscara de color naranja.
- Acomoda los camarones en un platón. Rocía con el jugo de limón y espolvoréalos con el chile en polvo de tu gusto.
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