La vida da muchas vueltas y por cosa del destino, en unos meses regresaré a vivir a la misma casa a donde llegué por primera vez con mi familia en el año de 1966. Se dice que los años no pasan en vano y la casa de Margaritas no ha sido excepción. Sigue manteniendo su luz alegre y buena vibra, pero su cuerpo está cansado y está en necesidad de urgente remodelación.
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