Esta salsa la conocí en casa de mi amiga Laura Haces, quien me platicó la receta una tarde de sobremesa. La combinación del sabor ahumado del chile Morita junto con los ajos tostados dan a esta salsa un sabor excepcional. Resulta ser una salsa muy picosa y solo unas gotas bastan para acompañar un bocado. Tiene la gran ventaja de durar mucho tiempo en el refrigerador. Lo más seguro es que primero se acabe antes de que se eche a perder.

Ingredientes:

1 3/4 oz. (50gr) de chile morita seco

1 cabeza de ajos

1 taza de aceite de oliva

Preparación

1. En una olla se pone a calentar la taza de aceite. Una vez caliente, se agregan los dientes de ajos limpios y se tuestan a alcanzar un color dorado claro. Ten cuidado de que no se quemen para que no amarguen la salsa. Escurre los ajos en una toalla de papel.

2. Retira el pabilo de los chiles y ve agregando de uno a uno en el aceite caliente donde se frieron los ajos. Cuenta 3 segundos y saca. Los chiles se van a inflar un poco. No dejes los chiles más tiempo, pues se queman rápido. Saca del aceite y colócalos junto a los ajos.

3. Deja enfriar un poco el aceite

4. En una licuadora combina los chiles y ajos tostados con la mitad del aceite donde se frieron. Licúa los ingredientes y ve agregando con el motor encendido la otra mitad del aceite. Licúa muy bien hasta formar una salsa espesa.

Bocadillo de tortilla de papa con salsa Morita y ajo tostado